tag:blogger.com,1999:blog-24696106088907015362024-03-18T22:08:12.633-07:00Confesiones de LeonesA.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.comBlogger28125tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-19179327772665616762015-03-01T06:40:00.000-08:002015-03-01T06:43:17.330-08:00<b>Leo estaba tan cachonda que se masturbó en el baño del bar de uno de sus amigos.</b> Leo pasó un fin de semana un tanto extraño, más que extraño, caliente. Quizá estuvo tan caliente porque la menstruación estaba "entrando en dos días", como decía la app que llevaba instalada en el móvil y que le decía cuándo había riesgo de embarazo y cuando podía follar libremente.<br />
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Esa noche, Leo salió como todas las noches, como una noche más, sabiendo que no iba a pasar nada nuevo y que acabaría sola como acaba últimamente. De camino a casa de unos amigos recibió una nota de audio muy modesta que no preguntaba más allá de qué estaba haciendo. Aunque Leo por aquel entonces no era capaz de mandar notas de audio por la vergüenza que le suponía que alguien escuchara su voz, contestó corriendo a su interlocutor escribiendo en el whatsapp algo así como "me encantaría mandarte notas de audio, pero no puedo". Los cigarros pasaron, y las cervezas pasaron, y el rock, y la noche pasó, y pasó la mariguana. También pasaron los mensajes avisando de la inminente borrachera, las fotos de "esto es lo que llevo puesto" y las respuestas de "me encantaría estar ahí y quitarte la camiseta".<br />
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Nuestros amigos le invitaban a todo, la notaban dispersa, la notaban distraída, tenían la sensación de que no se lo estaba pasando bien. Creían que quizá estaba bebiendo demasiado. Sin embargo, ignoraban que Leo tenía una hinchazón entre las piernas que no la dejaba caminar. "Me roza la costura de las medias al andar, y me duele, y me pone, y no puedo más". Tenía calor, hambre y ganas. Cuando llegaron al bar, Leo ni siquiera pasó a saludar al dueño, corrió derecha al baño, sujetó la puerta con la espalda porque el pestillo estaba roto y, sin quitarse si quiera el abrigo, metió la mano debajo de sus medias y comenzó a desahogarse. No le importaban nuestros amigos que estaban en la pista bebiendo, ni las chicas que se maquillaban frente al espejo, ni las que meaban en el retrete de al lado y a quienes se les oía reír.<br />
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Escribí a Leo para ver qué estaba haciendo y dónde, pero ella solo contestaba "tía, me muero" y "no he estado más cachonda en mi vida". Cuando llegué al bar, ella ya se había ido. A la mañana siguiente me contó que cuando llegó a casa, avisó a quien tenía que avisar de que ya estaba en su piso y que, mientras esperaba a que encontrara la dirección, los jueguecitos siguieron y siguieron sin otro fin que aumentar las ganas de más y la impotencia. Empezaron las fotos en pelotas, que precedieron a los vídeos de menos de 10 segundo que si no, "no se cargan", que dieron paso a los gemidos y los quejidos escritos con muchas haches, para acabar con mil orgasmos seguidos antes de abrir la puerta sin nada bajo la falda a otra persona capaz de acabar la tarea y dejando colgado al causante de tan tremendo calentón al otro lado de la pantalla, con las manos en la masa y con material de primera calidad.<br />
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En ese grupo había un total de cinco personas. Cinco.</div><div><br></div><div>En ese grupo, cuyo nombre era "tengo setitas" y cuya foto principal era una de David, el Gnomo (nunca entenderé por qué) estaba el novio de su mejor amiga, con el que había tenido una noche loca, así, de manera espontánea. Su mejor amiga, porque si él podía estar infectado, ella también. Su mejor amigo, que abandonó el grupo nada más entrar porque "con lo que tú y yo hemos hecho no he podido coger nada", "ya, pero sabía que te haría mucha gracia estar en este grupo". Además estaba el chico al que se tiraba y que, por hongos o por cualquier cosa, no es que hiciera mucho caso a Leo que digamos. Y su ex. En el grupo Leo metió a su ex porque aunque solo hacía quince días que lo habían dejado, no sabía ni de dónde ni cuándo había podido coger esa cosa.</div><div><br></div><div>Limpios. Todos limpios. Menos Leo, que cogería hongos en cualquier piscina en cualquier momento por dejarse el bañador demasiado tiempo. O por andar descalza, le dijeron. </div>A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-46211802559931721062014-01-20T08:25:00.001-08:002014-01-20T08:31:01.232-08:00<i><b>Leo era inaccesible. </b>La veía prácticamente todos los días, íbamos a la misma universidad y vivíamos en el mismo edificio. Desde la ventana de mi cocina se veía la de su habitación a través de un patio interior. Yo me quedaba horas mirándola, cuando pintaba, cuando cantaba, cuando veía series tumbada en la cama, cuando leía, cuando se cambiaba de ropa e, incluso, cuando se masturbaba.</i><div><i>Nunca fui capaz de hablar con ella. Siempre iba tan seria, tan callada que era imposible romper el muro que la separaba de ti. Me imponía mucho su presencia, con esa ropa tan elegante, cargada siempre de trastos, sentada en cualquier parte con un libro en su regazo. Siempre sola, o casi siempre. Desde mi cocina veía pasar miles de personas a su habitación, pasaban una noche con ella y se iban. A veces se quedaban a comer, a veces se quedaban un fin de semana entero, a veces ni dormían allí. Daba igual quién fuera, chicos, chicas, hombres mayores, alguna adolescente que otra, artistas, deportistas, monitoras de gimnasio, escultores, músicos, directores de cine y actores, gente normal, gente rara y yonkis. Siempre una cara nueva, siempre un cuerpo nuevo en su cama.</i></div><div><i>A veces las personas repetían, a veces se repetían varias personas a la vez. Leo se enamoró de aquel chico pelirojo de la universidad. Estuvo mucho tiempo con él, les perdí la pista cuando Leo dejó el piso. Lo que no sé es si el chico sabrá que al mismo tiempo que con él, Leo se veía con otras personas. </i></div><div><i>¿Que si estaba enamorado de ella? Creo que no, era más bien una obsesión. Estudiábamos juntos, vivíamos en el mismo edificio, íbamos a los mismos bares, a los mismos museos, veíamos las mismas películas y los mismos conciertos. Mi vida se centraba en Leo, allí donde estuviera Leo, estaba yo. Analicé todos sus movimientos, la conocía perfectamente, aunque nunca hablara con ella. No podía pensar en otra cosa, solo quería que se fijara en mí, que nos besáramos. Me veía a mí mismo, desde mi cocina, entrando en su habitación, quitándole la ropa y diciéndole que la amaba. Pero sé que no la amaba. La impotencia de estar con ella era suficiente para desearla más.</i></div><div><i>¿Que por qué era imposible estar con ella? Solo había que mirarla, tan grande, tan elegante, tan seria siempre, con esa cara de perro. Nunca la veías hablar con nadie, no tenía amigas, siempre iba sola a todas partes. Existía un muro de hielo inquebrantable, nadie podía traspasarlo. No sé cómo toda esa gente pudo ligar con ella.</i></div><div><i>¿Qué le diría si la viera ahora mismo? Ahora que han pasado los años le diría que fui yo quien le regaló esa camiseta de The Smiths que tanto se ponía, que fui yo quien dejó en su buzón el paquete. La oía escuchar ese grupo siempre que estaba sola, sabía que le gustaría. </i></div><div><i><br></i></div><div>Óscar, compañero del último año de universidad de Leo y vecino. </div>A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-7682362755774389552013-12-10T09:06:00.004-08:002013-12-10T09:06:55.582-08:00<b>Leo no prestó mucha atención a Lucas cuando lo conoció</b>. Sin embargo, desde la primera vez que lo vio le resultó muy familiar. Algo así como si lo conociera de toda la vida. La típica persona que estás harta de cruzarte por la calle, en el parque o a la salida del colegio cuando eres pequeña; comprando chucherías o jugando en los recreativos cuando eres casi adolescente, comprando bebida en el supermercado cuando eres un poco mayor o bebiendo chupitos de tequila en la barra de algún bar típico toledano, la típica persona que estás harta de ver pero cuyo nombre ni siquiera conoces.<br />
Pronto Leo y Lucas empezaron a coincidir en algunos sitios y empezaron a hablar. Y aunque en un principio Lucas no causó ningún tipo de reacción en Leo, ella se sorprendió haciéndose una pregunta: ¿Qué pasaría si ahora, de repente, Lucas y yo nos enamoráramos?<br />
Ese fue el principio del fin. Solo una pregunta a sí misma le fue suficiente para empezar a obsesionarse con él. Leo paseaba por la calle ideando romances, imaginando cómo Lucas un día le diría que está enamorado de ella, cómo todo el mundo se sorprendía al conocer que Lucas y Leo estaban juntos. Ella se pasaba las horas muertas pensando en cómo sería besarlo, cómo sería agarrarlo de la mano, cómo sería ir con él de viaje a Berlín o, mejor, cómo sería viajar con él a Japón. Se iba a la cama imaginándose bailando junto a él en bares, esperando con él largas colas para entrar en los conciertos, se imaginaba las cenas familiares de Navidad y de cumpleaños. Leo empezó a enamorarse de Lucas sin mesura.<br />
Una simple pregunta, inocente, encontró respuesta en la mente de Leo y fue suficiente para que, de la nada, saliera un sentimiento más que profundo a la vez que inexplicable por Lucas.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-23369997935152096772013-12-02T07:03:00.000-08:002013-12-02T07:16:49.718-08:00<b>Leo escribía una lista de temas sobre los que hablar con el chico que le gustaba en sus ratos libres. </b>Cuando tenía tiempo libre, Leo pensaba en qué temas eran los apropiados para hablar con Lucas la próxima vez que lo viera y lo apuntaba en una lista.<b> </b>La llevaba siempre consigo, siempre encima. Tenía una pequeña libreta en la que apuntaba temas a modo de esquema para tener algo de qué hablar cuando se encontraba con él. Era una pequeña lista que, llena de temas que la hacían parecer una chica estupenda, se abría con forma de árbol en subtemas que tenían relación directa con los gustos y aficiones del chico del que estaba prendada.<br />
Lo mejor de todo era cuando tenía que usar esa lista para hacerse la interesante. Se ponía tan nerviosa cuando Leo veía a Lucas que empezaba a sudar, a tartamudear, incluso llegaba a reproducir gemidos, sollozos y lamentos. Cuando estaba en casa, podía repasar la lista de temas de memoria de pe a pa, del derecho y del revés, diciendo los temas pares y luego los impares. Podía detallar todos los subtemas, subcategorías y las ramas en las que éstas se dividían de cabeza. Podía relacionar tantos temas como le diera en gana y podía mantener una conversación consigo misma durante horas, quedando como una persona de lo más interesante, una chica atrevida, arriesgada e inteligente, coqueta y juguetona, seria pero alegre, responsable pero alocada. Podía parecer todo lo que quisiera cuando estaba sola porque cuando estaba frente a Lucas, todo eso se desvanecía y solo quedaban miedos y temblores. A veces Leo quedaba con Lucas, pero siempre había más personas con ellos. No tenía valor de quedar con él a solas, pero sí tenía valor para sacarle tema de conversación, solo que no se acordaba. Así, Leo siempre se levantaba en un momento dado, iba al baño y sacaba la lista de donde estuviera guardada y la ponía en su mano, a buen recaudo. Una vez de vuelta, Leo miraba de reojo la mano donde escondía la lista y sacaba un tema, al azar y se ponían a hablar de forma amable.<br />
Cuando la conversación acababa, Leo volvía a echar un vistazo a la lista que escondía en su mano y sacaba otro tema de conversación. Eran tantos los temas que Leo tenía preparados que nunca se quedaba sin nada que decir. Su pequeña chuleta, como las del instituto, le era de gran ayuda, un apuntador en sus obras de teatro con Lucas.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-36982106674598460322013-11-27T09:07:00.003-08:002013-12-01T06:45:18.032-08:00<b>Leo se encontraba atrapada en una sensación</b>. Hacía tanto tiempo que no sentía algo así que el hecho de volver a tenerlo la dejó capturada puede que para el resto de su vida. No sabemos si fue a causa del alcohol que estaba bebiendo, de la marihuana que había fumado o de la música que escuchaba, pero el hecho es que Leo sintió una fuerza en su interior que tenía olvidada por completo.<br>
Todo ocurrió una noche como otra cualquiera; en un bar como otro cualquiera; con sus amigos, que no éramos "cualquiera". Leo bailaba absorta en sus ideas, pensando en esa persona que nunca jamás se fijaría en ella, imaginando situaciones imposibles en las que ella y él estaban juntos, y puede que incluso retozaban salvajemente en su imaginación. O puede que retozaran de manera dulce y tierna, solo lo sabe ella. De repente, un escalofrío recorrió toda su espalda, comenzó en el cuello y acabó en la punta de sus dedos. Una descarga eléctrica se apoderó de Leo, quien se abandonó al más primitivo de los instintos. Leo dejó que esa sensación la emborrachara aun más, que se apoderara de ella, que la poseyera por unos instantes que fueron infinitos. Leo se mareó al sentir la mano de él, que ligera y segura, ágil y veloz, casi imperceptible, se había posado en su cuello, rozando levemente su pelo y haciendo que Leo ya no supiera quién era, dónde estaba, ni a qué había venido. Estuvo a punto de desplomarse en el suelo cautivada por la pasión, por recordar qué era eso de sentir un cuerpo caliente latiendo junto al suyo.<br>
Ella sintió cómo su ropa caía de su cuerpo, cómo éste, desnudo, era completamente ajeno, cómo el vello se le erizaba como hacía años, cómo su piel se fundía con la de un cuerpo que no era el suyo y que ahora compartía algo con ella. Leo cerró los ojos y prolongó ese roce durante horas. En trance, recreaba esa caricia una y otra vez. A él lo miraba atónita, sin creer que ese sentimiento pudiera ser recíproco, sin creer en lo que había pasado. Leo no podía creer que en un momento, en una décima de segundo, sus mentes se sincronizaran, pensaran la una en el cuerpo del otro, y el otro en el cuello de una. No daba crédito a que esa mano buscadora la hubiera encontrado y la hubiera capturado por unos segundos que eran meses. Sus ojos pesaban, sus hombros pesaban, sus rodillas pesaban. Su mente daba vueltas en la maraña que se había creado en su cabeza.<br>
Incapaz de articular palabra, Leo se centraba en mirar, en desear, en pedir a Dios que esa caricia se repitiera, que por favor, no podía dejarla así, creyendo que todo había sido un sueño, que nada había ocurrido. Que no era posible. Él volvió a acercarse y volvió a tocarla, mirándole a los ojos, suspirando, consciente de que estaba haciéndonos perder a Leo, a sabiendas que Leo lo necesitaba.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-23722634459591628162013-11-27T06:14:00.001-08:002013-11-27T06:14:44.545-08:00<b>Leo tenía la fea costumbre de mentir. </b>Mentía siempre que podía. No se daba cuenta, simplemente, lo hacía. No tenía maldad, no quería hacer daño a nadie, solamente, le salía. Ya hemos hablado con anterioridad de las mentiras de Leo, pero es que cada vez miente más. Lo hace porque puede, esa es la razón. No hay otra.<div>Pero tan fácil es para ella mentir como para mí saber que lo está haciendo. Es muy sencillo saberlo, solo hay que escucharla y prestar un poco de atención. Yo os enseño. Siempre repite las mismas fórmulas. Tiene frases hechas, de películas o inventadas, que siempre repite sistemáticamente. Por ejemplo, cuando se encuentra con alguien por la calle, miente. Es fácil saberlo, siempre dice lo mismo. Si te encuentras con Leo y te dice «no sabía si eras tú o no, he pensado "es, no es, es, no es" y me daba cosa acercarme por si no eras tú». Miente. Si dice «es, no es, es, no es» significa que os ha visto, que sabía perfectamente que érais vosotros, que no le cabía ninguna duda, pero no le salía de las santas narices saludar. Sencillo, ¿verdad?</div><div>Sin embargo, otras veces pasa que Leo se muere de ganas de ver a alguien. A veces tiene tantas ganas de ver a alguna persona que se imagina un encuentro fortuito en cualquier momento. Pasea por la calle pensando que en cada esquina, en cada paso de cebra, en cada portal, va a ver a esa persona a quien se muere por ver. Puede pasarse horas enlazando encuentros, aquí, allí, allá. Se muere de ganas de ver a alguien con quien no se encuentra. Tiene tangas ganas de ver a alguien que aprieta. Aprieta los dientes, aprieta las manos, aprieta los dientes, aprieta el cuerpo y, sobre todo, la mente. Leo cree que si deseas algo con todas tus fuerzas, y aprietas, se puede hacer realidad.</div>A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-42343486652634344342013-09-12T15:56:00.000-07:002013-11-27T05:58:26.342-08:00<i><b>Leo apareció un día vestida como una bruja. </b>Recuerdo la primera vez que la vi en la universidad. Era mi primer día y ella ya estaba en tercero. Apareció solemne, con un vestido negro de falda hasta los pies y manga larga, llevaba un sombrero negro de ala ancha. Parecía una bruja con todas las letras.
Paseaba por los jardines de la universidad seria, nunca se reía ni sonreía a nadie. Jamás te dirigía la palabra y caminaba muy despacio, como si estuviera pensando cosas muy importantes. Cuando te cruzabas con ella, te miraba de arriba a abajo, fría, distante, quería que pensaras que te estaba perdonando la vida.
Durante ese año no la vi hablar con nadie. Siempre iba sola, de negro, con vestidos que parecían hechos por menonitas, portando libros que bien podrían ser de hechizos o de brujería o de vete a saber qué.
Creo que lo hacía para intimidar. Lo hacía a sabiendas que la gente decía que era una bruja. Todo el mundo la conocía. El año antes ya era muy famosa en la facultad, pero cuando le dio por vestir así - cosa que, al parecer, fue de la noche a la mañana- todo aquel que no supiera quién era Leo, empezó a interesarse por ella.
Al año siguiente, el primer día del nuevo curso, apareció vestida totalmente diferente. Vino a clase vestida como M.I.A. Todo sudaderos anchas de colores, collares de oro, zapatillas de deporte y gafas de sol llamativas.</i><br>
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<i>Virginia, compañera de universidad de Leo.</i>A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-25036672755120542672013-09-05T04:23:00.000-07:002013-09-05T04:27:34.934-07:00<b>Leo tenía un super poder.</b> Desde aproximadamente los 16 años, Leo contaba con un super poder aunque nadie lo sabía. No era un poder controlable. No podía decidir cuándo usarlo como hace Superman cuando vuela o Spiderman cuando lanza su tela de araña. Simplemente, le venía. Leo sabía cuándo se masturbaban pensando en ella. Podía pasarle en cualquier parte: en clase, en la biblioteca, conduciendo, en el supermercado o, incluso, mientras hablaba con su madre. Leo sabía perfectamente cuándo un chico -porque solo funciona con los varones- está disfrutando al pensar en ella.<br />
Lo olía. A Leo, sin venir a cuento, de repente, le venía el olor de algún chico. Reconocía el olor de alguien de su entorno. Mareas de ráfagas de olor venían a su nariz en cualquier momento del día pero siempre que alguien estuviera pensando en ella y tocándose al mismo tiempo.<br />
Al principio pensó que serían cosas de la memoria. Las primeras veces creía que era por pasar mucho tiempo con alguien, "se me queda su olor grabado", me decía. Poco a poco, empezó a decirles a los chicos y hombres que conocía si se habían tocado con su imagen, dando datos concretos, fechas, días, horas, duraciones. Siempre acertaba, estaba corroborado.<br />
No es un super poder muy útil, pero Leo tiene fichados a todos y cada uno de los individuos que disfrutan con ella cuando no está. Cuidado con lo que hacéis, chicos, que todo se sabe. A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-83458973894491889742013-07-09T14:26:00.000-07:002013-07-09T14:32:19.375-07:00<b>Leo ha aprendido muchas cosas de todos y cada uno de sus amores. </b>De ese amor adolescente que se quiere con locura y con más bien poca lógica, aprendió a ser paciente y desinteresada, a darlo todo sin recibir nada a cambio, a esperar a que las cosas sucedan, aunque no sucedan nunca. <br />
De su primer amor verdadero, del primer hombre de su vida aprendió que lo que de verdad importa en esta vida son las historias que se cuentan, que se van ganando poco a poco, viviéndolas, para luego poder contarlas al llegar al cielo, ese lugar al que solamente van las personas interesantes a contar sus interesantes vidas alrededor de una mesa donde comen en abundancia y beben vino tinto.<br />
De su novia de la universidad aprendió lo importante que es tener una familia que te quiere además de aprender a diferenciar los diferentes tipos de lesbiana. Habilidad que fue perdiendo con el tiempo a medida que se perdía ese interés de juventud por las mujeres.<br />
De aquella locura de una noche aprendió cómo saber que el aceite está lo
suficientemente caliente mojando los dedos en el agua que se queda
retenida en la boca del grifo, sin llegar a abirlo y echándolo con la
punta de los dedos sobre la sartén. <br />
Del padre de sus hijas aprendió a fingir que entendía de música, las palabras y conceptos claves para poder mantener una conversación interesante al respecto sin parecer una cateta. Pero, además de eso, aprendió lo mucho que ganan las pizzas cuando les echas pimiento y cebolla.<br />
Pero de su último amor aprendió lo más valioso de todo, aprendió algo que le cambió la vida para siempre. De su último amor aprendió a echarle orégano a las ensaladas.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-46415284264561675242013-03-19T03:16:00.001-07:002013-11-27T08:36:52.188-08:00<b>Leo esperaba a que su novio saliera de la ducha</b>. Solo de la ducha, no hacía falta que saliera del baño. Él se
podía quedar afeitándose, cepillándose el pelo o secándose el cuerpo con el albornoz. A Leo eso no le importaba. Ella solo quería que su amado la dejara a solas bajo el agua. Bajo la paz que aporta la calidez del agua sobre su cuerpo. Cuando él salía de la ducha, cuando ya no podía verla, ni podía oírla, Leo aprovechaba para mearse en la bañera.<br />
<br />A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-40834418861201243412013-03-07T11:58:00.001-08:002013-03-08T02:43:12.856-08:00<div dir="ltr">
<b>Leo siempre ha sido una chica muy imaginativa</b>. Coge un poco de aquí, un poco de allí, de cosas que le inspiran, de relatos de la realidad, de la ficción, de letras de canciones, porciones de películas donde aparecen chicas adolescentes (eso es imprescindible), verdades, mentiras, miedos y felicidades. Todo eso lo coge, lo mete en su cabeza e idea historias que jamás cuenta a nadie excepto a mí. </div>
<div dir="ltr">
Leo coge los largos trayectos de Dolores en el coche de Humbert y los mezcla con las instantáneas de las vacaciones que las hermanas Lisbon tuvieron con esos chicos poco antes de haber muerto. Leo viaja con su Humbert trayectos infinitos a ninguna parte, hacia el frente, hacia la vida. Apoya los pies en el salpicadero de los viajes de las margaritas en el pelo, el salpicadero de las fotos quemadas por el sol, el salpicadero de las piruletas, de los discos de David Bowie y de las canciones de Elton John. Humbert la mira como ausente. La mira con los ojos de alguien que solo se presenta en ensoñaciones, en cuentos de brujas y en largas noches de hastío y de pereza. Fotogramas muertos a través de las ventanillas donde el brillo del pelo de Leo causado por el Sol no puede sino ser la señal de que todo aquello nunca ha tenido lugar en alguna parte de una carretara perdida entre las montañas. </div>
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Nuestra pequeña Leo no sería capaz de vivir ni de dormir por las noches sin esas historias
que se van entretejiendo unas con otras en su cabeza y que, con el paso
de los años, han dado forma a la historia de una vida, la suya propia, que quizá no resulte tan verdadera como parece. </div>
A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-5663196871062961692011-11-23T04:33:00.001-08:002011-11-23T04:52:08.690-08:00<b>Leo estaba tan triste que dejó de hacer cosas. </b>Todo comenzó cuando abandonó por completo la lectura. Ya no leía ni libros ni revistas, como tampoco iba al cine ni veía series ni escuchaba música. Pero eso no le preocupaba. Al poco tiempo, Leo empezó a sentir muchísima pereza por el resto de cosas. El siguiente paso fue dejar de peinarse. Nunca le ha gustado su pelo, eso está claro, pero ahora no se identificaba con él. Ni largo, ni corto, ni peinado, ni nada. Cuando se levantaba de la cama recogía todo su pelo con las manos y lo sujetaba con una goma haciendo un moño. Lo que aguantase. Hasta la hora de irse a la cama.<br />
Leo nunca salía de casa sin pintarse la raya del ojo, ahora eso resultaba una ardua tarea cuyo sentido no era capaz de encontrar. Al principio no sucedió nada pues, al pintársela todos los días, un rastro negro quedaba siempre en su mirada. Sin embargo, al poco tiempo esa sombra desapareció y su cara quedó lavada. El siguiente paso fue la ducha. ¿Para qué? ¿Para no salir de casa? En pijama y sin duchar, esa era la norma. Tal era así que la consecuencia inmediata era usar siempre la misma ropa con la misma excusa ¿para qué? De clase al sofá del sofá a clase. Cualquier cosa valía ya que nada le gustaba.<br />
Esto no era un proceso recapacitado, simplemente le pasaba. No había decidido dejar de lavarse los dientes ni tampoco depilarse. Era tan solo una cuestión de ganas. De ganas y de memoria. Tantas veces salía a la calle y una vez fuera recordaba que no se había metido en la ducha desde hacía días. Tantas veces se metía en la cama y caía en la cuenta de que no había cenado. Tantas veces llegaba la hora de la comida sin haber desayunado.<br />
Cuando Leo se dio cuenta de que ya nunca hacía nada y que eso en realidad la consumiría, hizo todo lo posible por volver a encontrar la inspiración. Quería volver a sentir ganas de hacer cosas. Quería volver a sentir que lo que hacía servía para algo. Por ello, se obligaba a hacer todas esas cosas que más le gustaban. Se pasaba todo el día comiendo dulces, viendo fotos de cosas bonitas y cantando. Todo lo que siempre le animaba. Pero nada le saciaba. Por mucho que cantara y por mucho que comiera, no sentía placer con nada de ello. Pronto estas cosas se le presentaban como obligación y pronto comenzó a sentir hastío con ellas. Por todo ello, Leo dejó también de hacer esas cosas.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-9196155016772897612011-07-01T07:05:00.000-07:002011-07-01T07:05:44.262-07:00<b>Leo sabía que eso no eran más que patrañas. </b>Tenía muy claro que esas convenciones sociales habían sido tomadas del género cinematográfico de la comedia romántica. Era todo una mentira, a la gente de verdad no le suceden esas cosas. La sudoración de manos, mentira. Las mariposas en el estómago, mentira. El temblor de rodillas, mentira. El sonido de campanitas en los oídos, mentira. El escalofrío recorriendo la espalda, mentira. El nudo en la boca del estómago, mentira. Eso no eran más que tonterías.<br />
Leo sabía que estaba enamorada de verdad cuando tenía ganas de ir al baño. Le pasaba desde siempre. La clave para saber que se había enamorado de alguien era cuando, al hablar con el susodicho, su flora intestinal se ponía a trabajar y tenía que salir corriendo a evacuar. Era un hecho. Era algo ipso facto, automático, mecánico. Siempre que hablaba con su enamorado ya fuera a la cara, por teléfono o, incluso por chat, su estómago decía "Leo, te cagas" como sinónimo de "Leo, te has enamorado". Entonces ella se inventaba una excusa para abandonar muy digna el lugar y evacuar su amor a través de su esfínter.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-42044746969445638262011-04-20T03:17:00.000-07:002011-04-20T03:17:24.873-07:00<b>Leo estaba conversando con un antiguo amante. </b>Uno de los pocos que la seguían hablando.<br />
<br />
- Sí, de verdad, te debo una. La próxima vez que te vea por ahí te invito a una copa. - Leo se quedó suspensa con un enorme sentimiento de culpa - Mierda, no recuerdo qué bebes, lo siento.<br />
<br />
- Vodka con naranja....<br />
<br />
- Ah, ya lo recuerdo - dijo Leo satisfecha de recordar el momento en que decidió que no odiaría la naranja nunca más. Se río animada.<br />
<br />
Al día siguiente Leo leía en su cama cuando, de repente, tuvo una regresión. Volvió al momento en que sus labios degustaban la naranja y disfrutaba del calor de una boca ajena. Cayó en la cuenta de que la boca que ella recordaba no era la de él.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-64348055502676056402011-04-16T04:14:00.000-07:002011-04-16T04:14:21.828-07:00<b>Leo se quedó impresionada cuando vio la escena de una película para el resto de su vida. </b>Desde el primer momento en que vio cómo Selina Kyle se deshacía de sus peluches por el triturador de basura de la cocina sintió una pena enorme por aquellos seres que la mujer gato asesinaba. Se prometió a sí misma que ella nunca lo haría, que nunca se desharía de sus juguetes de la infancia puesto que eso supondría deshacerse de ella misma, deshacerse de quien ha sido, de sus raíces y, peor aun, deshacerse de quienes tantas alegrías le habían dado, de quienes le han acompañado durante tantos años.<br />
Ahora Leo se encontraba en su habitación, agobiada, pensativa, necesitada de un cambio, observando esos seres que siempre habían estado con ella y que ahora no solo no la representaban sino que además la agobiaban. Era necesario que ellos desaparecieran para poder dejar hueco a la nueva mujer en la que se estaba convirtiendo.<br />
Leo era incapaz de hacerlo.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-60673611490251912182011-04-13T14:15:00.000-07:002011-04-13T14:15:49.529-07:00<b>Leo estaba en uno de los peores días del año. </b>Había un día del año que Leo odiaba especialmente. Era un día que el resto de personas celebraba pero ella lo odiaba por encima de todo. Lo pasaba realmente mal. Y este año Leo estaba en ese día y, como el resto de años, lo estaba pasando mal. Ese día le pesa y le pesará siempre sin oportunidad de cambio. Y solo llevaba la mitad del día. Y entonces te vio. Y todo fue a peor.<br />
Fue sin quererlo, fue sin buscarlo, ni siquiera fue culpa suya, ni tuya tampoco. Fue una casualidad más (aunque no lo sepas, Leo no cree en las casualidades, pero eso son cosas de ella), y por eso la pilló desprevenida. Ahí estabas tú, desaliñado, con el pelo sucio y sin afeitar. Ahí estabas tú mirándola directamente a los ojos porque, aunque no la estuvieras mirando a ella, Leo solo era capaz de ver tus ojos. Tus enormes ojos se acercaban a ella como si no existiera nada más en este mundo. Era como si Leo estuviera drogada. Las proporciones cambaban y ella solo era capaz de ver tu mirada, de sentirla clavada en su pecho, de sentirse unida a ella de una u otra manera.<br />
Eso Leo ya lo había vivido. Era una sensación que le ocurría siempre que te veía. Sentía que había una conexión inexplicable entre vosotros dos. Algo en su interior la unía a ti. Algo en su interior le decía que vosotros dos sois la misma persona. Algo cercano, algo muy fuerte, algo que la hacía sentirte muy cerca, algo que hacía que te sintiera a cada momento. <i>Eres</i> como una presencia que la acompaña constantemente. Ella siente que siempre estás ahí. Y cuando te ve es como si te introdujeras aun más en ella.<br />
Y esa foto hizo que su día fuera aún peor porque por muy cerca que ella te sienta, por mucha conexión que ella sienta contigo, por muy segura que ella esté de que vosotros dos sois como uno solo, lo cierto, la gran verdad es que estás en la más lejana de las distancias. Lo cierto, la gran verdad es que esa conexión nunca existió; lo cierto y la gran verdad es que nunca estaréis tan unidos como ella siente. Y lo que es peor, lo cierto, la gran verdad es que aunque finjas que estas cosas te interesan, nunca llegarás a leer estas palabras.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-48453052648736722582011-03-20T16:18:00.000-07:002013-03-12T13:31:38.038-07:00<b>Leo a veces tenía la obligación de mentir, no le quedaba otra.</b> Las parejas de Leo tendían a tener un comportamiento similar. Quizá fuera porque sus parejas la conocían bastante bien y sabían que ella no necesitaba a una persona cualquiera, sabían que Leo necesitaba una pareja de personalidad arrolladora, con mucha autoestima, alguien que tuviera muchas cosas que enseñarle, alguien que la hiciera avanzar, conocerse a sí misma, que la enseñara los valores de la vida. Quizá fuera por eso por lo que todas las parejas de Leo la miraban a los ojos cuando hablaban de lo perdida que ella se encontraba, de lo insatisfecha que le resultaba su vida, de la necesidad de algo más y le preguntaban algo así como "¿y conmigo qué aprendes? ¿te he enseñado yo algo? porque tengo la sensación de que no tengo nada que enseñarte". Y en ese momento Leo <u>mentía</u>. Leo tenía dos posibles respuestas, la del "sí, claro que me enseñas cosas" y la de "eso no lo sabré hasta que no pase el tiempo, mire hacia atrás y vea todo lo que ha cambiado y me has aportado".<br />
<u>Mentía</u>, claro que mentía, y cómo sabía ella que grande era su mentira. Porque en la vida de Leo había dos personas, dos hombres que la hicieron cambiar sin ellos tener idea ninguna. Y eso lo supo desde el principio. El simple hecho de haberlos conocido había hecho que Leo no fuera la misma. Leo dio un enorme paso al conocer al primero pero un paso aun mayor al conocer al segundo. Y esos dos hombres nunca lo supieron porque, en realidad, nunca hicieron nada por ella. Pero hay personas que tienen la capacidad de calar a otras y hacerles ver sin ningún esfuerzo de qué pueden ser capaces y hacer que sus vidas cambien por completo. Pero ninguno de esos hombres fue nunca pareja de Leo. Y Leo jamás podrá agradecérselo. Y ellos nunca tendrán ni idea.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-30926823890445080912011-03-13T16:25:00.000-07:002013-03-12T13:36:05.325-07:00<b>Leo tenía un horrible, horribilísimo, despertador. </b>Ella no se despertaba con una melodía odiosa de su teléfono móvil, ni lo hacía con una canción elegida por ella para su teléfono móvil de esas que acabas odiando porque al fin y al cabo es tu despertador, ni siquiera lo hacía con uno de esos despertadores antiguos cuya lógica era golpear con algo metálico dos medias esferas también de metal.<br />
Leo llevaba un poco más de un mes soñando con un chico, todas las noches, sin excepción. Y no solo eso, sino que soñaba con él allá donde durmiera, ya fuera en el sofá echada la siesta o en el autobús de vuelta a casa después de un largo día. Ella dormía plácidamente hasta que en un momento dado, soñaba con él. Fuera lo que fuera, la temática daba igual. No importaba si era una cosa absurda o un sueño de lo más romántico, o si quizá simplemente vehía su preciosa cara. La cuestión es que llegado el momento, Leo le veía y seguidamente su pulso se aceleraba, su corazón comenzaba a latir con fuerza, su respiración se volvía sonora, sus pies se tornaban fríos como el hielo, sus ojos enfocaban aun cerrados y su estómago se removía sin piedad. Leo ya no era capaz de volver a conciliar el sueño. Después de eso solo era capaz de verle. Miles de imágenes de él rondaban por su cabeza y su memoria acompañadas de una leve melodía que ella no controlaba y que siempre repetía a modo de <i>leitmotiv</i>. Y eso le llevaba pasando desde hacía más de un mes todos los días sin excepción alguna. Y eso hacía que ella no quisiera dormir.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-91161980083037742282011-03-12T14:41:00.000-08:002011-03-14T05:02:12.427-07:00<b>Leo disfruta haciendo <i>collages</i> con letras de canciones. </b>Ella siempre está escuchando música. Es el mayor vicio que tiene. Así, un día decidió que sería una buena idea hacer <i>collages</i> con fragmentos de canciones que expresaran su estado de ánimo cuando éste requiriera salir a flote a modo de catarsis. Aun recuerda el primero que hizo. Cogió estrofas de canciones que llevaba en ese momento en su reproductor de música (que por aquel entonces era su propio teléfono móvil), estrofas que al escucharlas hacían que Leo se quedara pensando que quizá estuvieran contando su historia, que al escucharlas le recordaban a alguien especialmente, que al escucharlas pensaba que podría escribir una historia uniéndolas todas, que al escucharlas sentía que dichas canciones eran más suyas que de nadie. Ese primer <i>collage</i> era algo así:<br />
<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">y después de beber haz conmigo todo lo que quieras y si ya no te intereso déjame en la primera acera, alguien me adoptará</span>. <span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Honey, come back to mine, it’s easy. There’s no wasting time, I’m here for free. </span><b>bailando entre cuarentones los mil reggetones quizá la pasión nacerá. <span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">I FOLLOW YOU, DEEP SEA, BABY</span>. </b><u>y que ésta propuesta es un romance idílico.</u> <span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">lo triste y cierto es que no hay nada más pero lo bello es que mientras duró fue como el brillo de una supernova. </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> <i>Oh, won't forget my name, I've played my game. No I'm not the same, I've made my claim</i>. </span><b style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">quiero contarte todo lo que quiero pero si lo haces tú primero. </b><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">I'm not asking for much but enough has happened before. </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">I'm your biggest fan. DE PRONTO EMPIEZO A RECORDAR, SIN DUDA ESTO ME VA A DESESPERAR. </span><br />
<div class="MsoNormal"><span lang="EN-GB"><o:p></o:p></span></div>A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-4331303972997087192011-03-08T13:37:00.000-08:002011-03-08T13:38:13.357-08:00<b>Leo solo quería una cosa cuando era joven. </b>Leo siempre quiso ser uno de ellos:<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg7IXLaJ_ALKpfJ1n6QN8z8s8xEbiXlyPXwZU3RjtYkWdBYDfSv2_FwRW3bwoWhYQnMyhyphenhyphenlmoY8jkirejEguqEbHDcev9OzAEF11mqdiSdfuGpvxKgPlFc-4xciNRgVuSSXSqIivswyjKf/s1600/Non-Educated+Delinquents.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg7IXLaJ_ALKpfJ1n6QN8z8s8xEbiXlyPXwZU3RjtYkWdBYDfSv2_FwRW3bwoWhYQnMyhyphenhyphenlmoY8jkirejEguqEbHDcev9OzAEF11mqdiSdfuGpvxKgPlFc-4xciNRgVuSSXSqIivswyjKf/s400/Non-Educated+Delinquents.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Non-Educated Delinquents</td></tr>
</tbody></table><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div>A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-32151956285631371092011-03-07T06:11:00.000-08:002011-03-07T06:13:16.054-08:00<b>Leo odia que la mantengan metida en un cajón tanto o más que a la gente cuando tararea o silba canciones haciendo ver que se las saben cuando se nota con mucho que no es así. </b>Leo detectaba casi al instante cuando los chicos usaban la <u>táctica del cajón</u> con ella. Dicha táctica es tan sencilla como que un chico / hombre con el que una está manteniendo algún tipo de relación esporádica da una de cal y una de arena. Seré más clara, los hombres que se enrollan con Leo suelen hacer con ella siempre lo mismo, de vez en cuando la escriben y le dicen cuántas ganas tienen de verla, lo genial que resulta estar con ella, dando señales más que evidentes de que dicha relación esporádica va por camino de ser algo más. Sin embargo, de repente, sin previo aviso, como quien no quiere la cosa, completamente de la nada, esos chicos o, incluso, hombres, se apartan de ella, se enfrían, se mantienen distantes, hacen como si nunca hubiera pasado nada para más tarde, tras un par de días, volver a mostrarse tan majos, agradables y atentos como siempre. Y esto, según Leo, es tenerla metida en un cajón en el que la guardan los seres de género masculino cuando encuentran algo diferente que les mantiene entretenidos para sacarla de ahí cuando se les antoja, cuando se aburren o cuando no tienen nada mejor que hacer. Y eso es ley de vida para Leo. A veces sus amigas intentan consolarla diciéndole que en realidad lo que sucede es que los hombres tienen miedo a sentir algo más por ella y que por eso se alejan de vez en cuando, algo que se une a un miedo al compromiso a los argumentos de dichas amigas. Leo sabe que no es así, Leo sabe que simplemente la utilizan.<br />
Leo tiene la solución. Leo sabe que si los chicos no anduvieran con estrategias, si dejaran a Leo contar la verdad, ellos se darían cuenta de que no es para tanto, que no es tan grave y que lo que ella busca es exactamente lo que ellos quieren ofrecerle. Si ellos dejaran a Leo expresar sus sentimientos se darían cuenta de que no hay nada que temer, que tener un a<i>ffair </i>con Leo puede ser la cosa más divertida y gratificante del mundo.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-30393248778001253992011-02-23T14:56:00.000-08:002011-02-23T14:56:46.956-08:00<b>Leo fue a un teatro con su por entonces pareja, hecho que supuso una reconciliación entre ambos.</b> Frente a dicho teatro había un hotel sobre el cual la pareja por entonces feliz bromeó acerca de entrar o no entrar.<br />
Más de un año después la pareja de Leo accedió a hacerle un favor y acompañarle a un concierto. Sin embargo, un factor externo, a menos de un día de dicho evento, convenció a la pareja para que no fueran puesto que no merecía la pena y dicho factor externo lo sabía de primera mano, puesto que no solo era factor externo, sino que en lo que concernía al concierto, era factor interno. Teniendo en cuenta la desazón provocada por dicho suceso, Leo concluyó que debía acudir a un concierto del mismo grupo que tuviera un poco más de relevancia. Y su pareja accedió a acompañarla de nuevo, de manera altruista.<br />
Cosas de la vida, Leo y su ex rompieron la relación. Y Leo tenía una entrada de sobra. Leo acudió al concierto de todas maneras y una vez allí conoció al factor externo en persona. El factor externo y Leo mantuvieron un <i>affair </i>(palabra que Leo usa normalmente).<br />
Días después Leo se encontraba dentro del hotel frente al teatro con el factor externo, preguntándose qué pensaría su ex si supiera de este hecho y pensando en lo caprichosa que pueden ser la vida y las coincidencias. ¿O quizá fue el destino? Días después Leo tuvo que pagar a su ex la entrada del concierto al que tenían que haber ido juntos si no lo hubieran dejado.<br />
<br />
Esto forma parte de unas de esas cosas que son a la vez causa y consecuencia y que tanta fascinación producen a Leo. Si el factor externo no les hubiera convencido para no ir al primer concierto, la pareja hubiera acudido a él como pareja y el factor externo hubiera conocido a Leo cuando aun tenía pareja. Pero como el factor externo convenció a la pareja de no acudir, provocando el deseo de acudir a uno posterior, en ese transcurso de tiempo la pareja se rompió y el factor externo conoció a Leo libre como un pajarito. Ahí tenemos la causa y ahí tenemos la consecuencia.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-2918446514216870052011-02-20T16:04:00.000-08:002011-02-20T16:04:16.628-08:00<b>Leo, por muy raro que le pareciera a la gente, sí sabía lo que quería. </b>Leo parecía una chica perdida, que no sabe lo que quiere, que va probando y probando hasta que encuentre lo que quiere. Pero Leo, en realidad, no era así. Lo cierto es que ella tenía las cosas muy claras. Ella tenía muy seguro qué es lo que podría hacerla feliz.<br />
Leo sabía que ella quería ser la <i>Michael Alig </i>de su ciudad, que no quería ser una chica como recién bajada del autobús, aunque lo fue durante toda su vida. No quería ser una persona "normal" y eso cavaría su propia tumba. Leo sabía que podría hacerlo, se veía completamente capaz de revolucionar el mundo, el pequeño mundo de su ciudad.<br />
Pero Leo tenía un plan B, una segunda opción igual o más válida que la anterior. A veces Leo sentía que lo único que le hacía verdadera falta, aquello que de verdad era necesario era volverse a enamorar. Era volver a sentir ese amor que duele, que mata, que hace que pierdas la cabeza, ese amor que no te deja ni respirar, que no te deja vivir y que no hace otra cosa más que dolerte. Ese amor con el que sufres. Leo sentía que era completamente necesario volverse a enamorar y sufrir con ello. Y sabía las condiciones en las que quería enamorarse. Ella tenía claro que lo único que le haría feliz sería enamorarse de un hombre unos diez años mayor que ella, un hombre que le enseñara verdaderamente cuáles son los secretos de la vida, cuál es la mecánica del mundo. Alguien que un día fuera a recogerla allá donde estuviera con macarons de fresa y una botella de champán, que le cogiera de la cara con las dos manos, la mirara a los ojos y le dijera "vayámonos de aquí, vayámonos lejos y dejemos todo atrás". Ella sabía que aceptaría, que los dos huirían y que al fin obtendría la vida que siempre había deseado.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2469610608890701536.post-70877524738219628762011-02-16T02:41:00.000-08:002011-02-16T02:43:35.057-08:00<b>Leo había desarrollado una nueva habilidad. </b>Ahora tenía la capacidad de llorar mientras conducía. Obviamente, no lo hacía muy a menudo y solo en trayectos cortos, pero lo hacía. No era un asunto premeditado, simplemente salía solo. Solo y sin preaviso. Quizá fuera por el hecho de que ese era el único momento en el que ella estaba en soledad. Siempre se encontraba en presencia de otras personas, menos cuando conducía. Y entonces el ritual espontáneo era inevitable. Daba igual la canción que sonara, daba igual quien hablara en la radio, daba igual en qué pensara, daba igual a quién añorara. Leo conducía, como si no pasara nada y en un momento dado, sin saber muy bien qué momento, Leo empezaba a suspirar profundamente, su labio inferior (notablemente menos perfecto que su labio superior) comenzaba a moverse desesperadamente hacia arriba y hacia abajo, luego venían las lágrimas para acabar llorando de la manera más escandalosa y dramática posible. Este hecho solo duraba unos segundos, ni siquiera una canción completa. Leo podía llorar mientras conducía durante treinta segundos y continuar con su ruta como si nada hubiera sucedido.<br />
Pero a veces Leo se sentía tan a gusto en su soledad, en su momento de catarsis que no podía resistirse y pasaba la mayor parte del trayecto llorando. Lloraba desconsolada, escandalosa y desesperadamente con la única preocupación de que su maquillaje se mantuviera intacto para poder seguir con su secreto.A.Z.http://www.blogger.com/profile/09531167557416979215noreply@blogger.com0