Leo sentía fascinación por las cosas que eran a la vez causa y consecuencia. El hecho de haber mantenido un romance con aquel tipo era una de las cosas que ella gustaba en llamar pequeñas sorpresas de la vida. Ella empezó a interesarse por él cuando aun era una cría. Ese hecho tan simple hizo que se fuera formando un imaginario de los hombres en torno a él. Ella ideó una concepción de "hombre perfecto" que sumaba esto y aquello de diferentes tipos de hombre, y el tipo de hombre que él encarnaba también influyó. Leo había olvidado por completo de dónde venían las raíces de su hombre perfecto, del imaginario de hombre que ella tenía en su cabeza.
Pero cuando Leo tuvo oportunidad de mantener un affair con él, cayó en la cuenta que mantener un romance esporádico con ese tipo era a la vez causa y consecuencia. Si él no le hubiera gustado diez años antes, ahora él no entraría dentro de su imaginario de hombre perfecto. Con lo cual, nunca hubieran tenido nada. Que él le gustara antes es la causa de que ahora tuvieran algo, lo que es la consecuencia. Y eso hacía que Leo enloqueciera.

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