Leo se queda bloqueada cada vez que oye "me encantas". Ella estuvo con un tipo una vez, tuvieron un romance (a Leo le encanta la palabra romance tanto como la palabra affair).
La cuestión es que ella mantuvo un romance con un tipo. Tanto le gustaba él que Leo no pudo contenerse más y le soltó un "tío, me encantas" como sustituto de un "te quiero" que llevaba meses callando. El tipo, en un arranque de agobio máximo, comenzó a argumentar, casi tartamudeando, que no tenía nada por lo que ella pudiera sentir tanta admiración, nada que les uniera, nada que les atara, nada que hiciera pensar que entre ellos dos hubiera algo. En definitiva, él intentaba que Leo no sintiera nada por él, puesto que sabía que la acabaría abandonando.
Ahora Leo se encuentra de nuevo en la confianza, en la complicidad que otorga el hecho de compartir la desnudez en una cama de sábanas blancas. Tumbada y mirando a los ojos a una nueva víctima oye cómo dicha víctima suspira y le suelta, como quien no quiere la cosa, un "Leo, me encantas". Ella siente que la habitación se mueve cual zoom combinado con un travelling en direcciones opuestas y dicho movimiento le lleva a los llantos que años atrás le provocaron haber pronunciado esas mismas palabras sin ningún tipo de efecto romántico. Se queda bloqueada como siempre que escuchaba dichas palabras, con un "por qué tú" en su cabeza, sabiendo que aquellas palabras iban a hacer que se ilusionara, pensando que en realidad llevaban algo más implícito cuando lo cierto es que no todo el mundo las usa como ella.

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