Leo se quedó impresionada cuando vio la escena de una película para el resto de su vida. Desde el primer momento en que vio cómo Selina Kyle se deshacía de sus peluches por el triturador de basura de la cocina sintió una pena enorme por aquellos seres que la mujer gato asesinaba. Se prometió a sí misma que ella nunca lo haría, que nunca se desharía de sus juguetes de la infancia puesto que eso supondría deshacerse de ella misma, deshacerse de quien ha sido, de sus raíces y, peor aun, deshacerse de quienes tantas alegrías le habían dado, de quienes le han acompañado durante tantos años.
Ahora Leo se encontraba en su habitación, agobiada, pensativa, necesitada de un cambio, observando esos seres que siempre habían estado con ella y que ahora no solo no la representaban sino que además la agobiaban. Era necesario que ellos desaparecieran para poder dejar hueco a la nueva mujer en la que se estaba convirtiendo.
Leo era incapaz de hacerlo.

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